Eterno reto
¡Feliz día, mujeres luchadoras!
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¡Feliz día, mujeres luchadoras!
Al parecer seguimos atrapados por la indiferencia de una democracia endeble. De lo contrario estaríamos promoviendo la diversidad como un valor; la ciudadanía libre y equitativa; la transformación del Estado; el pluralismo y el profundo respeto a su esencia. Por medio de la educación, fomentaríamos la unión en un plano de igualdad. Un compromiso con un lugar común, sin olvidar, claro, que la condición de ciudadano la otorga el sistema político. Promoveríamos espacios de emancipación de pensamiento y combatiríamos todo aquello producto de estereotipos. O todo aquello que hoy acuña el racismo y la discriminación. ¿Cómo fomentar un nuevo pensamiento? ¿Cómo evitar la retórica espumosa de partidos políticos unipolares?
Es acertado Ferrer i Guardia al decir: “Será solamente desde la determinación, desde la reflexión de modelo social y su aplicación práctica como se podrá avanzar hacia fórmulas más respetuosas con la pluralidad”.
Si me preguntan ¿por qué es fundamental contar con más mujeres en la política?, la respuesta puede ser simple: por el propio ejercicio de una democracia sin discriminación ¡Hablamos de paridad! Los dispositivos que se activan para impedirla son, sin duda, muy efectivos y se disfrazan de pretextos, como la bien ponderada “meritocracia” (como si no hubiera suficientes mujeres capaces). Funcionan sistemáticamente para justificar actitudes discriminatorias por parte del Estado y sus pobladores. Suelen disfrazarse de actitudes, valoraciones y prácticas que, de muchas maneras, justifican dominación y agresión. Entre ellos: la marginación, el machismo, la omisión, la invisibilización del “otro diferente”, la burla, los prejuicios, la segregación, la exclusión, la homofobia, el paternalismo y los estereotipos. En innumerables casos, aterrizando en la muerte.
Basta con pasar rápidamente una ojeada por el “mapa político”, para concluir que aún estamos bajo los colmillos del subdesarrollo, y que seguimos obstinados en negarnos a vivir una democracia “proporcional”. Es lamentable el evidente rechazo a un sistema de cuotas o de acciones afirmativas. No olvidemos que el fin de esas políticas es el de compensar los efectos de la discriminación y fomentar el ejercicio de las instituciones y del Estado para lograr una participación más equitativa. Guste o no, tendremos que trabajar por una democracia paritaria. No hay que quitar el dedo del renglón. Como dicen, “las mujeres somos la mitad de la población, y madres de la otra mitad”. ¡Feliz día, mujeres luchadoras!
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Negacionista es uno de los términos que nos ha acompañado durante 2020.
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