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Es cierto, el hombre ha estado extraviado en la Luna y es poco lo que se puede decir de él, excepto su extraordinaria y envidiable propensión de dormirse en cualquier momento y lugar. Sus andanzas en el Guacamolón son semejantes a los pasos perdidos de Adán en el Día de la Madre, y, para ajuste de cuentas, se ha lanzado a los brazos de la Juntita Militar de Gobierno y de un grupito de dipucacos morados que, entre todos, lo mantienen enfiestado, una noche sí y otra también.
Sin embargo, es esencial reconocer, en el entorno del Estado, la labor, los méritos y las ejecutorias de verdadera gente de Estado, como José Alejandro Arévalo al frente de la Superintendencia de Bancos; Juan Francisco Solórzano Foppa al mando de la SAT (a pesar de que su equipo está lejos de estar a la altura); Rivas en Gobernación, no obstante que sigue sin sacudirse a ciertos nefastos asesores y mandos medios que siguen haciendo festín con los fondos públicos y empleando La Charola para cualquier tropelía, incluyendo tumbes de drogas. Y especialmente la señora fiscal general, Thelma Aldana, el procurador de los Derechos Humanos, Jorge de León Duque, y el señor comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, por su compromiso inquebrantable en la lucha contra la corrupción y por una justicia digna e independiente, soportando las más infames calumnias y diatribas.
Son millones de quetzales, dignos de mejores causas, como la generación de empleos productivos, que se malgastan cada semana en mantener decenas de call centers, pagar desorbitadamente a pícaros con sombrero de “asesores” y a otros cuantos vividores que encontraron en la lucha POR la impunidad y A FAVOR de los corruptos una inmensa mina de oro que, literalmente, los está sacando del anonimato financiero.
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Juan González fungirá como director senior para el Hemisferio Occidental.
Las variaciones británica y sudafricana del coronavirus, especialmente contagiosas, se encuentran ya en unos 50 países.
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