Hasta la vista doctor Fidel Castro Ruz
Después del trabajo agobiador, la enfermedad lo obligó al retiro.
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Después del trabajo agobiador, la enfermedad lo obligó al retiro.
Cuando vi su vera efigie en la primera plana de elPeriódico con la noticia de su tránsito hacia el Inframundo, se me amontonaron en el caletre un montón de recuerdos.
Fue Werner Ovalle quien me contó de su encuentro en México, con el campeón en el concurso Panamericano de Oratoria que, un cubano que respondía al nombre de Fidel Castro Ruz. Años después supe del fallido asalto del Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, cuando un grupo de valientes entre los que se contaba Abel Santamaría, Tasende, Guitar y varias mujeres Haydée Santamaría y Melba Hernández. Fue en la cárcel en donde estuvieron por más de dos años que, Fidel inició su propia defensa, pues al doctor Pagliery, decano del Colegio de Abogados, no le permitió Batista defender a los reos. Fue en esa misma cárcel que escribió un folleto de 48 páginas titulado: La Historia me absolverá, en donde escribió entre otras cosas: “Mis compañeros además, no están ni olvidados ni muertos; viven hoy más que nunca. Que hable por mí el Apóstol: Cuando se muere en brazos de la Patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe: Empieza, al fin, con el morir la vida”; para terminar diciendo: “En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no le temo, como no le temo a quien arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa la historia me absolverá”. Lo que sucedió después lo saben todos: el exilio en México, la azarosa travesía en el Granma de Tuxpan a la Plata la lucha denodada por tres años contra la tiranía, el triunfo de la Revolución en 1959 que llevó alfabeto, cultura, salud y dignidad al pueblo y que –aún con sus errores, resistió medio siglo de inicuo y absurdo bloqueo. Después del trabajo agobiador, la enfermedad lo obligó al retiro, no sin antes sobreponerse a una fractura de la pierna, la que me inspiró una cuarteta: “Don Fidel: Si para su mala suerte / se fracturó al tropezar / la palabra sigue fuerte / y el cerebro en su lugar”.
Termina así Doctor Fidel Castro Ruz, su arduo trajinar de 90 años por este mundo hoy tan deteriorado. Se ausenta usted y ya descansa sin darle gusto a sus enconados enemigos de verlo exiliado de su amada Cuba, de verlo acribillado ni menos envenenado. Se cumple entonces lo que usted asentó en 1956 cuando hizo su defensa: “La Historia me absolverá”. Y ya la Historia lo ha absuelto.
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Es señalado por sus vínculos con la organización criminal “Los Huistas”.
Sociedad de plumas
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