Si usted quiere indignarse. ¡¡¡Tubo, tubo, tubo!!!
Se olvida que fue necesario dar un aldabonazo en el primer día de esta nueva legislatura.
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Se olvida que fue necesario dar un aldabonazo en el primer día de esta nueva legislatura.
De las cosas que viniendo del Congreso rompen con toda lógica posible y con toda medida de tontería de algunas gentes, quiero compartir dos o tres detallitos. Como se sabe, una de las modas al inicio de toda legislatura es la remodelación de las oficinas. Es entonces cuando algunos diputados nuevos o veteranos, escriben su cartita a Santa Claus. Hay algunas solicitando detalles necesarios. Hay goteras por ejemplo, y merecen ser tapadas a efecto de que un edificio histórico no sea derrotado por la humedad y esas cosas.
Pero hay caprichitos compartidos por el diputado y su noble secretaria. Así uno solicita para su oficina-nido de amor, un sofá cama, mientras su acompañante dice, que mejor no pues las juntas del medio del mismo molestan la espalda. Otro más directo, solicita que se haga lo posible para construir dentro de la oficina una recámara, casi un motel interior. Por supuesto que ni una ni otra solicitud es atendida, menos ahora.
Sin embargo lo que me llevó a repreguntar y pedir datos concretos, fue la “petición” de un diputado de que se le construyera un bar en la oficina, y que para que el bar estuviera completo, se instalara un tubo. Pienso en el diputado y sus amigos, gritando tubo, tubo, tubo, Y las chicas de ocasión o de planta dando el show. Como es fácil imaginar, con estos diputados es muy difícil que caminen o avancen las normas que buscan dar derechos a las mujeres.
Más detalles que consignar. Con este tipo de parámetros no hay posibilidad de mejorar el desempeño de muchos diputados. Señalo esto pues la categoría de la ética es desconocida, algo raro, y en consecuencia se pierde en declaraciones realmente chistosas, como la de aquel que quería justificar su condición de tránsfuga pues finalmente era algo normal y venía del vocablo latín o griego, pero nada de la práctica nefasta de la antipolítica.
Hay una tendencia a introducir nuevas prácticas en el caserón de la novena avenida y sus alrededores, y como es de suponer, hay mucha resistencia de muchos diputados, pues los hábitos adquiridos son muchos y la impunidad es muy fuerte. Ocurre que ser “dignatarios” de la nación es una patente de corso y renunciar a ello, cuesta. Nada que no supiéramos, pero se olvida que fue necesario dar un aldabonazo en el primer día de esta nueva legislatura, que con toda seguridad, debe continuar destapando entuertos, complicidades y algo más. Veremos.
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