La banda anaranjada
Los principales fundadores del Partido Patriota están enchachados..
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Los principales fundadores del Partido Patriota están enchachados..
Las declaraciones del colaborador eficaz sobre el oscuro laberinto de la organización corrupta a la que perteneció, conocida como La Línea, están haciendo arder en la población (necesitada de pan y circo) el espíritu en contra de los políticos caídos del Partido Patriota: el expresidente Otto Pérez Molina y su par Baldetti, y de quienes ya están tras la reja o a punto de deslizarse, como lo anunció la reciente captura de Gudy Rivera. Los principales fundadores del Partido Patriota o sociedad anónima para transar, o combo de música tropical con uniforme anaranjado, están ya enchachados, y los que faltan deben de tener pesadillas o están tomando ansiolíticos, teniendo culpa o sin ella.
El origen social de los presos es común, lo que dolió más a la población, porque sus acciones se interpretan como de malagradecidos. Si de monarquía se hubiera tratado, habría más tolerancia porque significa acatar lo casi divino, pero se complica cuando trabajadores son elegidos por sus similares. Doña Rosita, la esposa del presidente caído, cometió un error moral al defender a los suyos excusándolos bajo el argumento simplista de que todos roban, con lo que admitió la culpa y puso en evidencia su moral holgada. Esa es la causa del exceso y la aberración, porque hubo un tiempo cuando la gente daba licencia para robar a los políticos al afirmar que en su lugar harían lo mismo, que papos seríamos de no aprovechar. Robar se convirtió en normal. En las escuelas los niños le roban a sus amigos. Los maestros advertían a los estudiantes que si algún día les tocaba hurtar, que lo hicieran en grande, porque peor les va a quienes roban puchos. Dar y recibir mordidas es un lugar común, como colarse en las filas o evitar trabas con cuello debido a la ineficiencia de las instituciones. No pagar impuestos era aceptado como inteligencia y por eso La Línea se organizó como negocio próspero.
Los gobernantes a quienes estamos castigando son el puro reflejo de la nación que fuimos, y al borrar su imagen se da lugar al cambio. Una nueva moral está brotando. El pueblo reclama castigo, como en circo romano, y los acusados no podrán librarse fácilmente o el país ardería. La verdad es que no se está juzgando a los Patriotas, sino al sistema de Justicia. Perder ante abogados de mala facha, que se desmayan e insultan al juez para interrumpir declaraciones, sería desastroso. Así que adiós, patriotas. De este entuerto ya no se libran, aunque la vieja estructura continúe anclada. De lo que dan fe los candidatos a las Cortes anunciándose en vallas en la vía pública, como chuchos detrás del hueso. Hay que empezar por la cordura.
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