Sociedades separadas
La tragedia de El Cambray II no fue un desastre natural.
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La tragedia de El Cambray II no fue un desastre natural.
La noche del 1 de octubre, la lluvia y un alud de tierra se hicieron cargo de revelar las dimensiones de la pobreza y la crisis de vivienda en la capital y en las áreas aledañas, al soterrar a 125 viviendas en El Cambray II, en Santa Catarina Pinula. Hasta el momento, la cifra de muertos es de 271 y más de 300 personas desaparecidas.
Al enterrar a la comunidad, la montaña reveló los procesos de migración interna hacia la capital, haciendo obvias las precariedades de pobladores que con esperanza ingresan a la ciudad que los escupe, los utiliza y excluye, pero que es la única fuente de esperanza para sobrevivir y encontrar algún empleo en un país pobre y sin oportunidades.
El alud en el Cambray II nos restregó la desigualdad y la existencia de sociedades segregadas, que son la norma en los centros urbanos del mundo, en donde la pobreza urbana crece en porcentajes exponenciales. Según ONU-Hábitat, a nivel mundial, la pobreza, la falta de políticas de planificación y la mala urbanización han resultado en falta de acceso a vivienda, agua y sanidad, que prevalece más en áreas urbanas que en rurales. Y es que no se puede negar que los asentamientos de la ciudad, son el rostro de la pobreza urbana. En El Cambray II, sus residentes vivían en una pequeña burbuja de exclusión, viviendo a la par de centros comerciales y viviendas exclusivas.
Para personas que habitan lugares precarios y asentamientos, la amenaza no es la posibilidad de otro deslave o el efecto de las lluvias sino los altos niveles de desigualdad, corrupción e impunidad que plagan al país creando sociedades separadas, en las que el bienestar, la seguridad y la vida de las mayorías no es la prioridad de los gobernantes ni de los sectores económicos influyentes.
La tragedia de El Cambray II no fue un desastre natural, las vidas perdidas son el resultado directo de la ausencia de planificación, de la corrupción de los gobernantes locales y nacionales, y de la pobreza que abraza al 70 por ciento de la población total de Guatemala.
¿Quiénes irán a la cárcel por este crimen?
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