El presidente Chávez cumplió su juramento
Juró sobre una Constitución moribunda el ejercicio de su cargo y, cumpliendo exactamente con ese juramento, acabó con ella.
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Juró sobre una Constitución moribunda el ejercicio de su cargo y, cumpliendo exactamente con ese juramento, acabó con ella.
Los loros neoliberales y otros sectores afines no llegan a comprender que el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, no fue causa, sino efecto, la necesaria consecuencia de un sistema corrupto, incapaz de sostenerse. El problema de fondo no es el populismo –los loros neoliberales no lo entienden– sino la pobreza: La falta de empleo, de educación y de salud, causas estas que llevan a que los pueblos se encandilen con los cantos de sirena –populismo– y que, en tanto no sean superadas, sucumban a sus notas. Chávez no surgió de la nada –por algo así como “por emanación espontánea”–, habiendo habido razones más que suficientes para que se diera la reacción electoral que llegó a darse, reacción en contra del sistema que fue producto del hartazgo a tal extremo que de no haber surgido él, otro hubiera sido. Resulta importante comprender que el presidente Chávez no engañó
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