¡Esto apenas acaba!
Ante el alegre triunfalismo y la indiferente inmovilidad de los “indignados”.
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Ante el alegre triunfalismo y la indiferente inmovilidad de los “indignados”.
El objetivo de La Línea-2 de eliminar a Pérez por impresentable y a Baldizón porque no negoció con ella ningún ministerio, fue bien ejecutado por los periodistas progres de izquierda y derecha y por el TSE, y el resultado de ese triunfal operativo es que, ahora, el Plan para la Prosperidad estará en manos de un presidente fascista pero “de a sombrero”. O sea: en vez del ala militar corrupta y criminal pero “progre” que teníamos, ahora nos gobernarán los cavernarios. ¿Valió la pena obedecer a La Línea-2 y manipular a la masa ignara sabiendo que ninguno de los candidatos es peor o mejor que los demás? El objetivo de La Línea-2 de ocultar la corrupción estatal como expresión de un sistema económico monopolista (haciéndola recaer en unas pocas personas “malas” y sólo como un “defecto ético” aislado), cuajó del todo en la doble moral cristiana de la progresía “sublevada”
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