La retorcida psicología de los políticos
Guatemala es quizás un caso especial de impunidad y de cinismo político.
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Guatemala es quizás un caso especial de impunidad y de cinismo político.
Tal y como lo definió Zigmunt Bauman, vivimos una sociedad líquida, desbocada, en la que la imposición del sistema económico y cultural estandariza pautas de pensamiento y comportamiento. Hay en el humano de nuestro tiempo un ego, un “yo” exaltado que busca una relación extrema entre consumo e “individualización”. En estos últimos meses la CICIG junto al MP revelaron con pruebas demostradas lo que sospechábamos desde hace mucho: el cinismo de la clase política para vivir de manera opulenta robándole al pueblo de Guatemala. Ante esa bestial obsesión y avaricia por concentrar recursos y capital que corrompe casi a cualquiera (con escasas y contadas excepciones), uno se pregunta ¿es parte de nuestra cultura dejarse corromper y volvernos lobos del propio ser humano? o ¿es la impunidad algo intrínseco al sistema mismo que convierte a los humanos en lobos de sí mismos? Vivimos dentro de un sistema podrido, cundido de impunidad,
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