Los nuevos próceres
¡Ya somos próceres. Salud!
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¡Ya somos próceres. Salud!
Desde hace más de cien años sucede lo mismo: con la alborada del 15 de septiembre se escucha el ruido ensordecedor de los tamborones, los desafinados trompetazos y la inútil cohetería que solo espanta a los zanates, y con la que se conmemora una Independencia de papel, parecido a ese papel con el que la Niña Chenta envolvía sus lujuriosas enchiladas. Temprano de la mañana empezaron los actos. Las escuelas públicas todas, los colegios privados, el regimiento uniformado de gala, la demarcación de Policía estrenando ropa nueva y botas viejas, el pueblo entero ocupando la Plaza Central. Las cadenas de eslabones de papel de china azul y blanco hamaqueándose en los faroles del alumbrado. En lo más alto de un mástil, arriba de un relojón parado en la misma hora desde hacía muchos años, la enseña patria pedía al cielo que no hiciera viento, para no mostrar sus viejos jirones
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