La hora de la gente decente
Es la hora de ser intransigentes en la defensa de la libertad, la democracia y el derecho.
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Es la hora de ser intransigentes en la defensa de la libertad, la democracia y el derecho.
Durante los últimos años, la sociedad guatemalteca ha presenciado atónita y estupefacta los extremos insospechados e inimaginables a que han llegado los politiqueros en el manejo de la cosa pública y en el ejercicio del poder político. El desgobierno, producto de la incapacidad, la inmoralidad, el abuso y la ambición desmedida, se ha traducido en una patética decadencia de nuestra incipiente democracia institucional, en la trágica incrustación del crimen organizado en el Estado y en un peligroso relajamiento moral que amenaza con volverse una epidemia que contamine toda la sociedad y que, inequívocamente, ha venido minando el sistema de valores y principios consagrado en nuestra Constitución. El disimulo, la simulación y el cinismo se han impuesto sobre la verdad, la transparencia y la vergüenza; el oportunismo, la codicia y el fraude han prevalecido sobre el mérito, la probidad y la justicia; la confrontación, el abuso y la necedad han imperado
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