Elecciones de la impunidad
La cultura de impunidad nos hace creer en el sistema, por corrupto que sea.
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La cultura de impunidad nos hace creer en el sistema, por corrupto que sea.
Es tan evidente la podredumbre en que se encuentran las instituciones del Estado y la sociedad, que pretender ignorarlo nos pone en ridículo. Sabemos que las leyes están formuladas para favorecer intereses particulares, obstaculizar la transparencia, promover la corrupción, y excluir a las mayorías. Bajo ese turbio sistema, y ante la crisis que enfrentamos, llevar a cabo elecciones es institucionalizar la impunidad. Cuando decimos que no queremos elecciones es porque el entramado que las legaliza está orientado a sostener grupos de poder que se dedican a acumular riquezas a costa del bienestar colectivo. Porque estos procesos son para quienes cuentan con grandes capitales para comprar los votos, e implican un dispendio de recursos que bien podrían usarse para algo mejor. Para cambiar las condiciones que abran el paso a la democracia auténtica y efectiva, es necesario como primer punto que renuncie Otto Pérez. No es posible que él,
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