Por qué el “sistema” va a la guerra
Confundir es parte de la guerra.
Publicidad
Confundir es parte de la guerra.
Cuando los políticos no entienden de política sino de negocios turbios, se friega la democracia y sus instituciones. El poder político se convirtió en la llave maestra que abre negocios de escala, fáciles y rápidos, con altas ganancias y, hasta hace poco, bajo riesgo. Son negocios ilícitos imperturbables al cobro de vidas en hospitales y carreteras, la incomodidad de la gente en aeropuertos y puertos, o a la hipoteca del futuro del país en las escuelas. En relativamente pocos años los políticos hicieron del Estado una plaza de negocios turbios, que opera como un sistema muy bien engranado. Entrar al sistema y posicionarse requiere conexiones, un padrino o madrina que den buena sombra; cierta capacidad de trabajo voluntario y sobre todo llevar dinero y aportes a la causa. Eso concede derechos mínimos, como al pequeño accionista, y expectativas de ganancias tras las elecciones. Una vez dentro (Congreso, Gobierno central
Publicidad
Publicidad