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La vergüenza ajena es aquella vergüenza (sentimiento de incomodidad producido por el temor a hacer el ridículo ante alguien) que uno siente por lo que hacen o dicen otros. Sin duda, las recientes declaraciones a la prensa televisiva del expresidente Álvaro Colom (2008-12), en reacción a los señalamientos de la CICIG sobre el “dinero sucio” que ha financiado las campañas electorales de la UNE, así como el pago de favores correspondiente, causan vergüenza ajena. Veamos porqué. Colom dice que si bien sabía de los nexos con el narcotráfico de uno de sus principales financistas, Obdulio Solórzano (asesinado en tiempos de Colom), lo mantuvo como responsable del Fonapaz, porque una supuesta “mesa de crisis” se lo aconsejó así. Colom también afirmó que no denunció a Solórzano porque la misma supuesta “mesa de crisis” le pidió que no lo hiciera. Esto da vergüenza ajena, además de que es una clara confesión
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