“Postscript” a la bendita ciudad, de maldita historia (XIV parte)
Esa finca, les fue expropiada a los Árbenz Vilanova por los liberacionistas y repartida, como trofeo de guerra.
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Esa finca, les fue expropiada a los Árbenz Vilanova por los liberacionistas y repartida, como trofeo de guerra.
Entre otras patrañas, que Acisclo Valladares Molina escribió sobre Árbenz, nos dice que no fue honesto “ni probo: se hizo, humilde capitán del Ejército, recién llegado a coronel y ministro, de todo un latifundio en plena Costa Sur y de lujoso chalet, imposibles estas compras con sus ‘ahorros’”. De nuevo, le creo más a doña María Cristina Vilanova Castro de Árbenz, quien en su libro Mi esposo, el presidente Árbenz (2011:60) nos dice: “Al regresar a Guatemala, después de octubre de 1944, nuestra situación familiar se modificó. Los Toriello nos consiguieron un apartamento céntrico en los altos de la clínica del doctor Ernesto Cofiño, allí nos establecimos por breve tiempo. Jacobo se reincorporó al Ejército y fue nombrado mayor, el 30 de junio de 1945, siendo ya ministro de la Defensa del gobierno del doctor Arévalo”. Lo anterior normal, para una pareja de ingresos medios de aquella época, que comienza
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