La cueva y el dragón
“¡Están matando a Guatemala! ¡No escuchan el clamor de la gente!”.
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“¡Están matando a Guatemala! ¡No escuchan el clamor de la gente!”.
Nuestro enemigo se escuda en el dragón Leviatán, que vive del poder político y se alimenta de la corrupción y la impunidad, manipulando al Estado a su servicio. Violenta la ley con impunidad e incumple las obligaciones que manda la Constitución. Y eso es traición. Empero, se escuda en formalismos legales cuando ese grupo y OPM temen que se les quite el antejuicio, formalismo que esgrimen como su mejor defensa. Así lo hizo Estrada Cabrera hasta las últimas consecuencias en 1920, cuestionado por un amplio movimiento social en su contra. Empero, para guardar la legalidad, ante la presión de las capas medias y artesanos, secundados por “la Embajada”, la Iglesia católica, gremios obreros, comerciantes, los diputados al fin lo declararon loco e incapacitado para realizar sus funciones. Y nombraron al oligarca “liberal” Herrera en su lugar. Inepto, los generales del dictador le dieron luego un golpe, dejando en prisión al
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