El espejo de los lacayos
No son hombres ni mujeres libres.
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No son hombres ni mujeres libres.
No recuerdo que una reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos despertase tan poderosos odios y fantasmas conspirativos, como ahora. Esa reforma –moderada, por lo demás– se propone en un contexto en el cual la verdad jurídica que desveló el MP y la CICIG, a partir del 16 de abril, acerca del statu quo corrupto que nos ha gobernado, nos gobierna y nos quiere seguir gobernando, confirmó todas las verdades que sabíamos por anécdotas, reportajes de medios y chismes. La verdad jurídica sacudió a la ciudadanía y la ciudadanía sacudió al régimen. Desde entonces todo y nada ha cambiado. La indignación y la repulsa ciudadanas no logran remover ese sistema. El cinismo y la corrupción convertida en “derecho” están enraizados. El sistema activó sus terminales, es decir, a sus socios y beneficiarios corruptos. Como casi siempre ocurre, no son los poderosos sino sus lacayos quienes se esfuerzan
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