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La resolución del tema con TECO es una buena noticia, que en realidad es una mala noticia. En medio de la turbulencia económica, política y social que ha vivido el país la última semana, enterarnos que Guatemala se libró de caer en una suspensión de pagos de sus obligaciones oportunas y totales del servicio de la deuda. Una situación de ‘“default”’ de la deuda hubiera sido el más triste colofón de la kafkiana semana que hoy termina; resultaría ridículo caer en tal situación en un país en el cual su Banco Central se encuentra nadando en Reservas Internacionales. En esencia, los países incurren en ese tipo de problemas en el momento en que ya perdieron hasta el último centavo de sus activos en moneda extranjera. Este no es el caso de Guatemala, dada la cantidad de divisas e inversiones en moneda extranjera que tiene el Banguat en su poder, los US$15.75 millones que había que pagar son una nada, menos del uno por millar. A pesar de ello, el asunto no es tan sencillo; acceder a las reservas del Banco Central para estos propósitos, para cualquier caso práctico, es virtualmente imposible. Lo importante, empero, es que Guatemala goza de suficiente solvencia económica para atender oportuna y de manera total el servicio de la deuda. Al menos, mientras se siga manteniendo el crecimiento de la deuda bajo control; algo que, como quedó demostrado estas semanas, no está escrito en piedra todavía y que hay que vigilar celosamente.
Habiendo librado este escollo, es momento de reconocer que lo sucedido no tiene nada de bueno. Librarse de un peligro es importante, pero más importante es tener la habilidad necesaria para no caer en situaciones de riesgo. Algo que en materia de protección de los derechos de los inversionistas internacionales parece que no hemos aprendido nada. Lamentablemente, parece que no hemos caído en cuenta que las decisiones de nuestros jueces y funcionarios en esta materia tienen consecuencias como estas cuando el país pierde los litigios internacionales. Es importante que nuestras autoridades judiciales comprendan el tipo de compromisos que Guatemala ha adquirido en materia de protección de los derechos de los inversionistas internacionales en la miríada de acuerdos comerciales y tratados con ese propósito se han firmado en las últimas tres décadas. Los compromisos adquiridos de esta forma obligan a Guatemala a jugar bajo algunas de las reglas de las Grandes Ligas; resulta importantísimo evidenciar las lecciones aprendidas respecto a la responsabilidad y consecuencias de los funcionarios y jueces en sus decisiones. La cosa no termina con Teco, detrás de ellos vienen las demandas por las resoluciones de la CC contra las mineras, con una alta probabilidad de perderlas.
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Cuando el mundo dio la bienvenida a la nueva década en medio de la alegría y los fuegos artificiales el pasado 1 de enero, nadie se podía imaginar lo que nos iba a deparar el 2020.
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