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JORGE MARIO ARRIAZA PAZ / DPI 21852 13085 0101
Este 3 de septiembre finalizó oficialmente el mandato de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), dejando atrás lo que a mi juicio constituyó una primavera en la búsqueda de la justicia, debido a que especialmente en la gestión del último comisionado, doctor Iván Velásquez, se presentaron múltiples denuncias en contra de políticos, funcionarios y empresarios, por diversos casos de corrupción, financiamiento electoral ilícito, evasión fiscal y otros delitos que han tenido cooptado al Estado de Guatemala.
Pese a que se conoce que la CICIG contaba con un respaldo del 72 por ciento de los guatemaltecos, no se logró su continuidad por la falta de lucha y de expresión de esa inmensa mayoría, comprobándose su pusilánime actitud al dejarse derrotar por una minoría que busca mantener sus privilegios en detrimento del pueblo. Muchos como yo, quedamos agradecidos con la gestión de la CICIG, pues ahora ya se conoce abiertamente, con nombres y apellidos quienes son los corruptos, y quienes atacaron y celebran ahora la salida de la CICIG, evidenciando como se dice coloquialmente que “tienen la cola machucada”.
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