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Negociar es una función de caballeros (también de Damas), que termina con un estrechón de manos y semblantes de satisfacción porque ambas partes son ganadoras.
Sin lugar a dudas la habilidad de negociación no es una competencia desarrollada en todos los seres humanos, los grandes negociadores tienen características sobresalientes en cuanto a la forma de sentarse a la mesa para lograr acuerdos, va más allá de la posición que se desempeñe y del poder que se tenga, es un tema de moral y de valores. Algunas veces nos sentimos defraudados cuando la contraparte con la que estamos negociando nos oculta información o nos proporciona información que no es real y que al darnos cuenta de ello llegamos a comprender que las intenciones no eran serias ni honestas y que tan solo se aprovecharon de nuestra buena fe.
La principal característica de un negociador exitoso son los valores, una persona intachable difícilmente puede ser coaccionada y mucho menos obligada a aceptar condiciones contrarias a su realidad.
Para algunos la mejor carta de negociación es la inmoralidad de la contraparte, cuando aquel que negocia con nosotros tiene mucho que esconder y se caracteriza por ser inmoral y corrupto es mucho más fácil aprovecharse de él. Un ejemplo muy simple es cuando alguien quiere vendernos un celular robado, difícilmente va a tener la oportunidad de sentarse a negociar las mejores condiciones para él, si el comprador empieza con la pregunta ¿A quién se lo robaste?
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Tras confirmarse que ninguna de sus estrellas está contagiada por el Covid, el Barcelona tratará de recuperar terreno en LaLiga hoy contra el Athletic Club que fue aplazado en la jornada dos.
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