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Mario René Aldana Villeda / DPI 2647 07370 2009
Quién en su sano juicio podría oponerse a que el nuevo presidente de los EE. UU. esté determinado a que baje el consumo de drogas nocivas en su país, además está hablando de ayudar a sus jóvenes a sacarlos de ese maldito vicio de consumir cocaína, vicio ese que destruye valiosas vidas y familias.
Sus intenciones son buenas también para otros países, nuestro jóvenes son dados a copiar estereotipos, por ello gustan de emular malos hábitos. EE. UU., como todo país soberano, tiene derecho a proteger sus fronteras, está en pleno derecho de concluir el famoso muro, con ello evitará en parte, que mexicanos y colombianos sigan introduciendo cocaína por los puntos muertos.
Con respecto a los trabajadores migrantes, seguramente los más favorecidos serán nuestros hermanos guatemaltecos, hasta en la Luna y Marte saben que nuestros campesinos e indígenas tienen los hombros más anchos que la mayoría de la gente, no arrugan y son capaces de trabajar de sol a sol los siete días de la semana, cosa aparte es, que algunos cretinos que nunca han plantado un rábano no lo reconozcan, incluso algunos hablan que desean mandarlos más allá del arcoíris. Estos individuos deberían leer con más atención las noticias, se enterarán que nuestro hermanos incluso le levantan la cosecha a los mexicanos. Es bueno para el espíritu pensar en bien siempre, es importante cargar de guardia al optimista en el cuerpo, ese brabucón de Trump de baboso no tiene un pelo, él sabe que siempre necesitarán brazos para que hagan en su país los trabajos que su gente no toma, seguro los congresistas en EE. UU. muy pronto aprobarán una nueva ley migratoria, esta será tipo canadiense, eso evitará la desintegración familiar y la explotación de nuestros hermanos, serán tratados más humanamente ya protegidos por leyes menos injustas.
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El científico asegura que “las pequeñas dosis de radiación, destructivas para el virus, serán absolutamente seguras para las células sanas”, razón por la cual no resultarían perjudiciales para las personas.
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Es tiempo ya de impulsar cambios que fortalezcan la justicia.
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