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El transfuguismo o cambio de partido de los diputados es una afrenta al pueblo de Guatemala, que cree en un Organismo Legislativo idóneo, capaz y honrado, que representa a todos y cada uno de los guatemaltecos decentes que se acercaron a las mesas de votación y que emitieron su voto por una papeleta, aunque no llenara los requisitos que ellos quisieran, puesto que superan el número de diputados ideales (no más de 80), no tienen un ideal (de izquierda, del centro, de la derecha, de centroderecha, de centroizquierda, etcétera y un largo etcétera), no tienen idoneidad, capacidad ni muchas veces edad o experiencia para legislar, se cambian de partido como cambiarse de camisa (por no mencionar otra prenda), reciben jugosas comisiones, faltan a las sesiones (más del 50 por ciento) sin preocuparse de excusas, entran y salen del hemiciclo como si fuera una cantina o un estadio deportivo (y aquí todavía serían más ordenados), faltan el respeto a la Junta Directiva y esta no “se da su lugar”; en fin, o el Honorable Congreso responde al pueblo o va a tener que responder.
El transfuguismo, en pocas palabras, debería castigarse con expulsión del diputado y sustitución por el suplente. No es posible seguir como se ve la burla que a diario nos presentan los medios.
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Finanzas esperará hasta febrero para presentar una iniciativa de ley con la que propondrá un plan de gastos menor a los Q99.7 millardos, monto enviado por el Ejecutivo y aprobado por el Legislativo
Tomado de Marketers by Adlatina
La Sala Segunda separó del caso a la jueza Erika Aifán.
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