El pueblo de Guatemala siguió de fiesta, tras la renuncia y entrega a la justicia del expresidente Otto Pérez Molina el día 3 de septiembre, acusado de liderar una estructura criminal en las aduanas. El domingo 6 de septiembre, los guatemaltecos con mucho entusiasmo, acudieron en más de 70 por ciento a las urnas para votar en contra de los candidatos que representaban la continuidad de una forma de gobierno que hizo de los caudales y bienes públicos su botín político y electoral. De esa cuenta, se prefirió votar por un candidato presidencial que no tiene antecedentes en la administración pública y se dio oportunidad a una candidata presidencial que había sido rechazada por el moribundo gobierno saliente de Otto Pérez y Roxana Baldetti. Jimmy Morales, de FCN, y Sandra Torres, de UNE, tienen virtualmente asegurado su pase a la segunda vuelta. Y el gran perdedor fue el candidato Manuel Baldizón, de Lider, quien no supo leer el signo de los nuevos tiempos que se iniciaron el pasado mes de abril, y quien fue identificado como aliado de Otto Pérez. Baldizón se sintió seguro de su triunfo y no fue capaz de corregir sus pasos a tiempo, y el pueblo le dio un severo castigo en las urnas. El Partido Patriota quedó muy disminuido, tiene muy pocos alcaldes, quedó con muy pocos diputados y no tiene un heredero en el liderazgo. Quedan dos partidos, el FCN, dirigido por militares contrainsurgentes, y la UNE, dirigido por cuadros profesionales de izquierda socialdemócrata en alianza con sectores empresariales. Ambos partidos deben entender que esto ya no es una simple disputa de derecha e izquierda. Quien gane la Presidencia, tiene que trabajar honradamente y respetando el Estado de Derecho, o el pueblo le pedirá cuentas.