La muerte acecha sin prevención
Otra orilla
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Otra orilla
Estamos tristes y conmovidos por la forma como el joven Antonio Bayer se fue de este mundo. Aunque se dice, que nadie se va, si no es en el momento marcado por el misterio, también podemos y tenemos derecho a pensar que, en nuestro país, muchas muertes pudieran evitarse si las autoridades responsables de cuidar al turista y al visitante local, le dieran un pensamiento a que mucho de su trabajo y su responsabilidad debiera ser el aviso, la prevención, para resguardar la vida de los visitantes de nuestras impredecibles playas.
El oleaje se lo tragó y no se volvió a ver hasta que apareció 24 horas después, a dos kilómetros de distancia de la playa. Fue el personal del Ejército de Guatemala que lo rescató y, gracias a ese heroico trabajo, sus seres queridos han podido saber dónde sus restos quedarán por siempre.
Quienes perdimos a un ser querido, en un accidente similar, en una playa de esa zona, sabemos de los momentos de angustia que habrán vivido su madre y familiares gritando al cielo pidiendo auxilio y que como respuesta, en los primeros momentos, solo habrán recibido el ruido del furioso oleaje y el silencioso instante cuando se disuelven las olas en la arena. En muchos metros a la redonda nadie vio a aparecer algún equipo local de dos o tres nadadores salvavidas, coordinando una estrategia que lo hubiera auxiliado. Ese Auxilio es muy escaso en esos lugares.
Desde hace más de treinta años el litoral del Océano Pacífico ha sido poblado a un ritmo acelerado. Mansiones Particulares, Desarrollos habitacionales, hoteles diseminados en toda su extensión acompañando a las viejas aldeas que con sus ranchos vetustos que aún se mantienen. Sin embargo, como se nota en las trágicas experiencias, todavía no ponen en marcha el anunciado plan del Inguat: “Desarrollo turístico para Monterrico 2017-2020”.
Reservas del Estado de Guatemala que, en muchos casos, por compadrazgo político, presiones, dinero o servilismo, los alcaldes locales de turno y la OCRET han repartido y adjudicado, por 50 años, extensas áreas en “arrendamiento”, sin miramientos conservacionistas, menos instituyendo programas y políticas de prevención para que pobladores y autoridades resguarden a las personas y los animales que ahí habitan. Solamente unos pocos hoteles se han preocupado, aisladamente, de cuidar la vida de quienes visitan esas playas públicas buscando entretención y esparcimiento.
Al vacacionista y visitante de nuestras playas lo han dejado en el peor de los abandonos, sin las mínimas prevenciones que existen en cualquier playa donde sus autoridades y pobladores saben de los peligros que acechan a quienes buscan alegría y se encuentran la muerte. De las medidas de prevención, no ponen ni banderas que anuncien el peligro de las mareas. De lo que damos testimonio es que la muerte de nuestro querido Antonio es el símbolo y la última víctima de las decenas de personas que mueren por no saber, no conocer las temerarias amenazas de los alfaques que caracterizan a nuestro litoral. Una advertencia, una bandera, un rótulo de prevención, un poste con un lazo y un salvavidas, todavía no han sido colocados, a pesar de gastarse millones en “el fomento del turismo”.
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El capitán del Barcelona, Lionel Messi, ha sido sancionado con dos partidos de suspensión por su expulsión en la final de la Supercopa de España el pasado domingo.
El expresidente de la FIFA Joseph Blatter está hospitalizado, publicó este jueves el diario suizo Blick, citando a la hija del exjefe del fútbol mundial, que no precisó el problema médico.
“Aunque esta nueva variante no parece causar enfermedades más severas, el rápido aumento en el número de casos ha puesto el sistema sanitario bajo presión”.
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