De niñas, libros y robos
lucha libre
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La intensa y cruda realidad nacional es un caldo de cultivo perfecto para el desarrollo del arte y las humanidades en el país. Es en ese terreno cultural donde casi siempre suceden las buenas noticias. Son una reacción natural ante el horror, que intenta descifrar (o disfrazar) el mundo con otras existencias ficticias más creativas, y en muchos casos, menos agresivas. Por eso, meterse en un libro, saborear sus páginas, dejarse influir por el autor, siguen siendo placeres que solo las mentes ávidas de conocimiento disfrutan. Leer se convirtió en un lujo de pocos, a pesar de que nutrirse de ideas, palabras, conceptos, es una necesidad humana tan importante como comer frutas y verduras. Actualmente, existe una guerra silenciosa pero constante contra la lectura, las ideas y la inteligencia. Diez bibliotecas al año, se cerraron durante los últimos tres años en Guatemala, según una investigación de Marta Sandoval en Plaza
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