Bajo el volcán
Lado b
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Lado b
Vista desde la ventana, la madrugada del lunes, la erupción del volcán es de una belleza sobrecogedora. El silencio y un cielo estrellado, apenas cruzado por alguna nube, le da a la escena una consistencia irreal, que provoca asombro y, a la vez, pavor. La desoladora sospecha de que grandes bolas de fuego recorren las entrañas de este territorio condenado a la furia de los elementos naturales, condenado al desastre cada vez que se prende la tele o se mira desde la ventana. La erupción es una metáfora de esas iras encontradas en las que nos debatimos desde siempre. Parafraseando a John Lennon, Guatemala es una pistola caliente, una bomba siempre a punto de estallar. Una amenaza constante que hace huir a la gente en desbandada, en una caravana perpetua que cruza ríos, montes, caminos y se esconde tras los matorrales, esperando que le toque la fortuna. Veo en la
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