Un universo caótico y disparatado
EL BOBO DE LA CAJA
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EL BOBO DE LA CAJA
Ciertos detalles no dejan de sorprenderme en este remoto país africano donde vivo. Salir a la calle, por ejemplo, y aventurarse por las venas y arterias de la ciudad es como atravesar un umbral que te inserta en una realidad paralela donde las pautas de relacionamiento, de urbanidad, de derecho de vía son como de otro planeta. No tengo permiso de conducir. El trámite es tan engorroso que he preferido transportarme mejor en bicicleta, como es mi costumbre desde que vivía en Guatemala, o a pata si las distancias son cortas. ¿Taxi? Jamás. Cobran una barbaridad. ¿En carro, sin licencia? Lo hago de vez en cuando, sobre todo si llueve o es de noche, arriesgándome a una multa fuerte. Trajimos, con mi esposa, la RAV4 que ella había comprado de segunda mano cuatro años antes de venirnos para acá. El traslado (primero en furgón a Santo Tomás de Castilla, luego
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