Esquelas de muerto
SOBREMESA
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El uso de esquelas fúnebres personalizadas es una de las costumbres funerarias que desapareció completamente en Guatemala debido a los medios de comunicación más avanzados y efectivos, como la radio y los diarios, no digamos ahora con las dinámicas redes sociales en donde las nefastas noticias llegan más rápido de lo que canta un gallo.
Las esquelas personalizadas, llevando impreso el nombre del destinatario, eran enormes cartulinas con su correspondiente sobre, ambos distinguidos como correspondía el caso, con un portentoso margen negro oscuro, color ala de zopilote. Las tarjetas se imprimían a toda carrera, inmediatamente después del suceso, y, por supuesto, cuando se tenía ya organizado cada uno de los detalles de las pompas fúnebres del occiso, debido a que su función era la de informar el triste acontecimiento y a la vez invitar a las diversas ceremonias fúnebres.
En un principio, el sobre iba rotulado a mano, con el nombre y la dirección del destinatario, ya que los funerales eran eventos sociales que duraban varios días, donde acompañaban a los deudos únicamente las personas invitadas, sintiéndose sumamente ofendidas aquellas que no eran incluidas en la lista de los elegidos.
Las esquelas anunciaban los horarios y detalles del servicio funerario, ritos larguísimos por la creencia que los difuntos debían ser despedidos de su paso terreno como Dios manda, con pompa, como último signo de aprecio y cariño, por lo que el funeral duraban tres días o más. El proceso incluía impresión y reparto de las esquelas, trámites médicos y del cementerio, velación del difunto, la foto post mórtem, altar, novena de ánimas, misa, banda, los varios tiempos de comida repartidos a los acompañantes y, por supuesto, el discurso o panegírico recitado en el Cementerio, cuya alocución era realizada por lo general el amigo íntimo, y tenía como finalidad resaltar las bondades del amigo, siendo discursos pomposos y complejos que a veces podían durar horas. Los funerales se llevaban a cabo en la casa del difunto.
Como antes imperaba en Guatemala el silencio nocturno, los habitantes de la casa, pese a encontrarse en los brazos de Morfeo, no dejaban de despertarse tras advertir el fino deslizamiento de una esquela debajo del portón, deslizándose con fuerza sobre las piedras del zaguán: “mariposas negras de mal agüero”, decía mi abuelo, las que pasaban por debajo de las puertas y portones de las casas. A veces la noticia llegaba a la hora de la comida y muchas veces el almuerzo o la cena se agriaba por la noticia.
Cuando mi bisabuelo Louis Schlesinger cayó en desgracia con el presidente Justo Rufino Barrios, el colérico mandatario de quien se decía tenía un carácter agrio y arrebatado, y quiso deshacerse de mi antepasado “en forma sutil y exquisita”, mandó a circular esquelas anunciando su muerte por toda la ciudad. Así que temprano en la mañana del día siguiente, en la casa familiar de Schlesinger en la 11 avenida y 9a. calle no dejaba de sonar el timbre entregando altos arreglos altos de pie, palmas, coronas y cruces con enormes lazos negros, algunos de ellos enviados gentilmente por el mismo mandatario. Luego llegaron los familiares y amigos vestidos de punta en negro para solidarizarse con el fallecimiento del bisabuelo, quien comprendió inmediatamente el mensaje de amenaza de muerte del mandatario, por cual empacó sus tapalcates y “patitas pa que te quiero”, abandonó inmediatamente el país.
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El líder hizo esta declaración ante el partido durante una presentación de trabajo de nueve horas, a lo largo de tres días, cuyos detalles KCNA reveló por primera vez el sábado.
La Policía Nacional están procediendo a evacuar a ancianos de la zona.
Cinco exempleados de esa comisión, dirigida por Miguel Martínez, tienen un nuevo cargo en el gobierno; otro más fue nombrado por Alejandro Giammattei en el Infom.
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