Leer
lucha libre
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lucha libre
Leer es una de las experiencias más extraordinarias y aparentemente simples que existen. Gracias a ese acto que usted está haciendo en este mismo instante, algo que yo pensé y escribí ayer, resuena hoy en su cabeza sin que estemos frente a frente y sin conocernos en persona. Usted puede hasta imaginarse mi voz y el tono en que le estoy hablando.
Leer es meterse en la mente del escritor. O quizá, es el escritor quien se mete en la mente del lector. Sin necesidad de recurrir a una sofisticada máquina del tiempo, leer puede llevarnos a miles de años atrás o cientos para adelante. Puede cambiarnos de planeta, galaxia o país. Puede meternos en el cuerpo de una geisha o de un soldado a punto de morir. Cuando leemos nos volvemos directores de nuestra propia película.
Comencé a leer por shute. En mi casa, mis hermanas siempre andaban con la cabeza metida en los libros. Mi padre y mi madre también. Y yo quería saber qué tanto hacían con esas hojas en las manos y porqué parecían desaparecer cuando bajaban la cabeza y veían ese montón de hormiguitas con formas. ¿Qué había adentro de esas hojas que era más interesante que mi conversación o mis berrinches?
En mi casa, los libros siempre han tenido un papel protagónico. Mis padres se enamoraron comentando libros. Mi mamá era de las que ofrecía a las visitas, antes que un vaso de agua, una prensa o una revista para pasar la espera. En mi familia siempre nos estamos prestando libros y comentándolos. Y a pesar de nuestras diferentes personalidades y caracteres, en nuestras lecturas siempre encontramos puntos en común, escritores para compartir.
Leer me ha salvado la vida y me ha sacado en brazos del tedio y del aburrimiento. Leer me ha hecho volar en una alfombra mágica y traspasar espejos como si nada. Leer me ha dado amigos, amantes y familia. Leer me ha dado conocimiento, risa y dignidad.
A mí los libros me han salvado de todo y me han dado todo. En los momentos más tristes de mi existencia, cuando la depresión me ha aplastado como un monstruo, no ha sido la fluoxetina ni las visitas a la sicóloga lo que más me han servido, sino meterme a leer un buen libro. Ahí entre las páginas de un libro me siento segura, feliz, plena, protegida.
Mi cerebro hace una fiesta cuando leo. Toda mi anatomía cerebral se modifica, favorece mis conexiones nerviosas, aumenta mi actividad cerebral, mis dos hemisferios entran en charla. Mi imaginación y mi propia experiencia completan los datos que el autor me confía. Cuando leo soy capaz de recrear situaciones, rostros, historias y emociones con total exactitud. Soy capaz de sentir empatía por alguien y de ponerme en sus zapatos.
Leer es cosa de humanos y no de animales. Leer es transmisión de conocimiento directo. Leer es como volar pero sin moverse. Leer es un placer. Leer es vivir.
@liberalucha
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El estudio es el primero en su tipo en el hemisferio sur y apareció en la publicación especializada Paleobiology.
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