A nivel mundial, las empresas suelen agradar a los gobernantes de los países donde operan con regalos. Esta práctica cuestionada éticamente -y expresamente ilegal en Guatemala- ha obligado a muchos gobiernos a reglamentar el valor máximo y el tipo de regalos corporativos que sus funcionarios pueden aceptar, en muchos casos no deben exceder de los US$20 o US$50. Para Solel Boneh, una de las constructoras que históricamente más contratos ha recibido del Estado, agradar a los presidentes y ministros de turno nunca fue un problema. Si para el presidente Jimmy Morales el trabajo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) ha sido perjudicial para el país, esta empresa de origen israelí se encuentra en el listado de las corporaciones “afectadas”. Según la acusación, Solel Boneh es sindicada de dar sobornos durante el gobierno del Partido Patriota (PP) a cambio de obtener millonarios contratos de obra pública y