El Presupuesto General de la Nación tiene mucho en común con una piñata: obtiene más dulces al que le toca el turno de pegar, o quien más cerca está cuando se quiebra. A poco más de un mes un año para que concluya el gobierno de Jimmy Morales, los aliados del partido oficial tienen claro este panorama, saben perfectamente que este es el momento de ejercer sus influencias (y cobrar algunos favores), para dirigir los recursos hacia aquellas instituciones que más les beneficien durante el próximo año que será de elecciones. La resignación es otro factor que influye en la repartición del presupuesto. Después de negociaciones fallidas para lograr la reforma del artículo de la Ley Electoral que no les permite postularse de nuevo, los diputados tránsfugas empiezan a resignarse a la idea de no poder lograr su reelección en el próximo proceso electoral. Si no ejercen su influencia ahora