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Aung San Suu Kyi, detenida este lunes durante un probable golpe de Estado, encarna el tumultuoso destino de Birmania (Myanmar). Este icono de la democracia, convertida en una paria de la comunidad internacional tras el drama de los musulmanes rohinyás, corre el riesgo de caer de nuevo en las garras de los militares. «La Dama de Rangún», que dirige de facto Birmania desde 2016, fue detenida junto con otros dirigentes de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND). «No creo en la esperanza, solo creo en el trabajo. Uno trabaja duro para alcanzar sus esperanzas. La esperanza por sí sola no nos lleva a ninguna parte», declaró a la AFP en agosto de 2015. Unos meses más tarde, la LND ganó unos comicios históricos y Aung San Suu Kyi, relegada a la disidencia durante casi 30 años, se puso al frente del Ejecutivo. Una posición que debía mantener,
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