El colombiano Christian Rodríguez, de 32 años, testigo del gobierno estadounidense en el juicio del exjefe del cartel de Sinaloa Joaquín «Chapo» Guzmán y su exjefe de comunicaciones, relató el jueves en una corte de Nueva York que sufrió tanto estrés cuando colaboraba con el FBI en 2013 que terminó dos veces en el hospital. No solo temía que lo descubrieran y lo mataran, sino que además tenía serios problemas personales: dos familias paralelas, ambas con hijos, y una de ellas no estaba al tanto de la existencia de la otra. Rodríguez comenzó a trabajar en la seguridad de las comunicaciones para los hermanos Cifuentes en Colombia en 2008, y a través de ellos conoció al Chapo ese mismo año y comenzó a trabajar para él. «Tenía demasiado estrés sobre mí», dijo al jurado Rodríguez, que aún toma medicación y sigue una terapia. «Me dieron terapia electroconvulsiva», contó, y precisó