En las mismas condiciones se debaten los dos partidos que dividen las intenciones en el país: los republicanos quieren mantener sus mayorías en ambas cámaras del Congreso, mientras que los demócratas esperan que el descontento con la gestión de Trump les ayude a conseguir más escaños.
A continuación, diez números que ayudan a entender la contienda:
435: Las bancas en la Cámara de Representantes que serán elegidas, como ocurre cada dos años.
35: El número de puestos en el Senado, compuesto por 100, que se disputarán este año (cada dos años, una tercera parte del Senado se define en la contienda electoral).
23: Los escaños republicanos que los demócratas deben poner de su lado, sumados a los que ya tienen, para controlar la Cámara de Representantes.
2: Las sillas republicanas que los demócratas deben ganar para controlar el Senado, además de las que ya tienen.
44 por ciento: Es el índice de aprobación del presidente Trump, según una encuesta realizada por Gallup, que sugiere una dura contienda electoral para los republicanos debido a que la frustración por la gestión del mandatario podría impulsar votos en contra de su partido en el Congreso.
40 por ciento: Es la participación promedio de ciudadanos en las elecciones legislativas. Las presidenciales tienen un promedio de participación de 60 por ciento (en 2016 tuvo un total de 137,5 millones de votos).
260: El récord de mujeres inscritas como candidatas en la Cámara de Representantes y el Senado este año (las mujeres representan actualmente el 20 por ciento del Congreso).
38,1 millones de dólares: La cifra con la que el candidato demócrata al Senado por Texas Beto O’Rourke rompió el récord trimestral de recaudación de fondos en campaña (de julio a septiembre) en su intento por superar al republicano Ted Cruz.
36: El número de estados que elegirán un nuevo gobernador (de esos, 26 están bajo el mando republicano, nueve bajo el demócrata y uno liderado por un independiente).
244 millones de dólares: Es el monto total recaudado por el candidato republicano Bruce Rauner y el demócrata J.B. Pritzker en la carrera por la Gobernación de Illinois, lo que la convierte en una de las elecciones gubernamentales más caras de la historia de Estados Unidos.