Julio de Vido fue uno de los «pingüinos» más leales de los tres gobiernos kirchneristas en Argentina, en los que se erigió como superministro y administró fondos multimillonarios con un sospechado criterio que hoy lo tiene contra las cuerdas en la Justicia por supuesta corrupción. De Vido nació el 26 de diciembre de 1949 en la ciudad de Buenos Aires, donde se graduó de arquitecto y se acercó al peronismo, pero desarrolló toda su carrera en la austral provincia de Santa Cruz. Allí conoció a Néstor Kirchner, a quien acompañó desde el primer momento en su carrera política cuando asumió como alcalde de la capital santacruceña Río Gallegos. Desde aquellos años, a principios de los ’90, supo tejer una amistad y ganarse la confianza del dirigente peronista. De Vido ocupó distintos cargos allí, primero como director de Obras Públicas y luego como presidente de Vialidad Provincial. Un «pingüino» de la