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La insólita historia ocurrió en Japón, cuando un joven estudiante de tercer año de universidad de Osaka robó un auto en un estacionamiento para poder competir en carreras profesionales. El joven, de 20 años, robó un Nissan GT-R, valorado en 130 mil dólares, para inscribirse en una competencia organizada por la Federación Japonesa de Automovilismo, utilizando las placas del carro de su madre para que no lo descubrieran. En la competencia el joven terminó en primer lugar, sin que nadie sospechara que el auto fuera robado, incluso fue catalogado como una promesa en el automovilismo japonés. El crimen solo fue descubierto luego que este se viera involucrado en un accidente en la vía pública y la policía comprobara que las placas no coincidían con el auto, por lo tanto fue arrestado. El joven aceptó sus crímenes y dijo que lo hizo para volver su sueño realidad, competir en el famoso
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