Muchos de los perdones otorgados por el presidente Abdul Fatá El Sisi fueron para estudiantes universitarios, algunos de ellos encarcelados bajo una ley draconiana que castiga duramente las manifestaciones realizadas sin permiso de la policía. La medida llega en medio de una campaña orquestada por el Estado para silenciar a la disidencia, en la que tribunales emiten sentencias duras tanto contra islamistas como activistas seculares por cargos relacionados en su mayoría con violencia. Los perdones durante festividades nacionales y religiosas son una tradición en Egipto. Grupos defensores de los derechos civiles dicen que las personas perdonadas fueron sentenciadas en los últimos dos años a entre tres y cuatro años de cárcel, y que algunas fueron arrestadas en su casa o cerca de manifestaciones en las que no estaban participando. «No es sólo que esté en operación aquí una nueva ley sobre manifestaciones, sino que también existe un