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La reapertura del aeropuerto La Aurora ha sido cuesta arriba. Los protocolos de seguridad no funcionan con la eficacia esperada y en menos de 72 horas, existe alto riesgo que se convierta en un foco de contagios de COVID-19. Sin embargo, hay un área libre de los engorrosos y confusos protocolos de control, y es la sala de vuelos privados. Por ahí entran estupefacientes, maletas repletas de dólares, prófugos de otros países que buscan refugio en Guatemala, como el caso de los hermanos Martinelli y pueden salir personas con orden de arraigo o con órdenes de captura. Ni la SAT ni ningún otro organismo del Estado puede realizar su trabajo en esa frontera aérea de manera adecuada. Francis Argueta, director de Aeronáutica Civil, ha tomado el control total de esta área, liberándola para cualquier operación por poco ortodoxa que sea, con el apoyo de sus tres colaboradores más cercanos: Juárez,
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