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> El nuevo ministro de Energía y Minas, Juan Pablo Ligorría Arroyo, conocido en su gremio como Zepelín rosa, fue nombrado en el cargo gracias a las influencias de su primo Zepelín Ligorría, aunque, dicen las lenguas venenosas del Gobierno, que para el nombramiento de Zepelín rosa fue decisiva por su relación estrecha con un funcionario ahora muy influyente en Casa Presidencial. Para hacer su gestión de apenas tres meses en el MEM, como ministro de transición Zepelín rosa tiene clara su prioridad: autorizar en tiempo récord un proyecto hidroeléctrico en el Usumacinta, en el cual ganarían una jugosa comisión él, su primo, el Zepelín de Zepelines y el extitular de esa cartera, Lagartillo Archila, quien había iniciado el negocio. Como en este mundo no hay almuerzo gratis, Lagartillo metió en el business a los primos Zepelín a cambio, además, de que el nuevo ministro destruya toda evidencia del proyecto
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