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Recientemente, fui a un concierto de Celebremos Brooklyn en el Prospect Park de Nueva York, y me la pasé muy bien, aunque los habituales asientos cercanos desde los que realmente se puede ver a los artistas fueron asignados a un montón de bailarines, y aun cuando tal vez yo mismo sea un aspirante a hipster, no llego a tanto. Dejando a un lado el tema de la música, una cosa que disfruto de estos eventos es observar a la multitud, que puede variar bastante según el artista. La gente que fue a ver al grupo Lucius, por ejemplo, realmente era una multitud de todas las edades y todas las subculturas, e incluía a todo mundo, desde adolescentes entusiastas hasta adultos de mayor edad bastante tranquilos pero igualmente emocionados. Por otro lado, quienes fueron a ver a Sylvan Esso eran totalmente hipsters, lo cual está bien. Sin embargo, terminé pensando un
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