Dicen del pantano
Y así, entre dimes y diretes, el lago se hizo pantano y los que decían que aquello no pasaría, finalmente callaron.
Publicidad
Y así, entre dimes y diretes, el lago se hizo pantano y los que decían que aquello no pasaría, finalmente callaron.
Dicen del pantano que hace algunas décadas —quizás nueve para ser exactos, o a lo mejor diez, o tal vez hace tantas que ya ni siquiera se puede ser precisos— era un bello cuerpo de agua transparente en el que nadaban mojarras, pepescas, tilapias, patojos y sobre el que naufragaban cayucos de pescadores pobres que se sacudían por las olas que producían los veleros de turistas e inquilinos de lo que antes eran cotizados y lujosos chalets a orillas de aquel paraíso que quedaba a solo treinta minutos de la ciudad capital; una urbe de concreto que también dicen que…
Publicidad
Publicidad