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El Comodoro Perry llegó a Uraga, en la entrada de la Bahía de Edo en Japón, el 8 de julio de 1853, sin invitación. Algunos samuráis visionarios ya tenían claro que la llegada del bárbaro americano anunciaba el inicio del final de la estabilidad del sistema militar y feudal que había predominado en Japón durante los últimos doscientos veinte años. Lo sabían porque ya lo habían visto antes. El trauma de la firma del humillante tratado de Nanjing de 1842 al otro lado del mar de la China Oriental estaba presente en el recuerdo de los samuráis reformistas, y en…
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