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Fue comprada a un músico alcohólico que intercambió una partitura por unos centavos. Los centavos le consiguieron trago barato para saciar su vicio. La partitura le consiguió a su comprador la fama y la inmortalidad musical. Aquel extraño canje es ahora denunciado por un grupo de historiadores y activistas quetzaltecos. El resto hace caso omiso a los alegatos y abraza el relato con el que crecieron: Francisco (Paco) José Pérez Muñoz escribió y compuso Luna de Xelajú, el segundo himno de Guatemala y la canción de Quetzaltenango, entre 1936 y 1944, y José Luis Álvarez no tiene vela en este…
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