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La panorámica de una ciudad donde los autobuses urbanos van sobrecargados y expulsando emanaciones que contaminan el ambiente, o de largas filas de personas que intentan abordar una unidad colectiva que las lleve a sus trabajos o a sus casas, no ha variado mucho a lo largo del tiempo en la metrópoli guatemalteca. Es más, ahora a los estancamientos habituales se suman los cientos de conductores de automóviles o motocicletasque ofrecen su servicio particular de transporte para aliviar en parte la situación. Esa falta de transporte público ordenado, eficiente y seguro representa un golpe a la economía de las familias…
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