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Donald Trump tenía un panorama complicado para las elecciones legislativas de 2026. Producto del shock petrolero de algunos años atrás, y en conjunción con la política monetaria ultra restrictiva de la Reserva Federal de Estados Unidos que se impuso desde entonces, el desempeño económico de los dos primeros años de su reelección había sido históricamente mediocre comparado con administraciones recientes. Existía una probabilidad alta de que el electorado americano lo castigara con la pérdida de ambas cámaras del Congreso que había ganado en su reelección no consecutiva de 2024. Con un crecimiento real de uno por ciento y ritmos inflacionarios…
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