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En 1986, la democracia guatemalteca resucitó por obra y gracia de la administración Reagan. Cansados y aterrorizados por el monstruo de la contrainsurgencia que la misma América Indispensable había contribuido a crear desde el Departamento de Estado y la Escuela de las Américas, los norteamericanos, de conformidad con sus intereses de ese momento, al mejor estilo de Eva Perón con Magaldi, le dieron las gracias a los militares y favorecieron la llegada al gobierno, no al poder, del primer presidente civil, inaugurando con ello ese eufemismo que hoy conocemos como la “era democrática”. Goodnight and thank you Magaldi. Si la…
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