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“Las mordeduras más peligrosas son las del calumniador entre los animales salvajes, y las del adulador entre los animales domésticos.” Diógenes Don Quijote, concebido por la imaginación de su autor, esto es, un ser ideal, es el personaje o la máscara que utiliza el genio cervantino para exponer sus ilusiones. Por boca del caballero y, algunas veces, por la de otros personajes, habla Miguel de Cervantes, modesto soldado e infortunado recaudador de impuestos. Sus viajes y su trajinar lo han llenado de experiencias vitales que transmite prospectivamente, es decir, con intención, en los ricos y sesudos diálogos, y en la plástica narrativa de escenas memorables. El héroe de la inmortal novela es, en primer término, un luchador por la justicia y un practicante de la “legítima resistencia”. Sin embargo, es tanto lo impulsivo de sus ideales, obnubilados por la perspectiva ideológica (como ha ocurrido con no pocos protagonistas de la
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