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LOS HECHOS: El 22 de enero del año que apenas empieza, a pocos kilómetros de la última frontera con Estados Unidos de Norteamérica, en lo que se conoce como la “Frontera Chica”, en el semihabitado poblado de Santa Anita, pueblo con nombre de santa y tierra de nadie, latitud Norte 26° 19’, longitud Oeste 98° 51’, del municipio de Camargo, del estado de Tamaulipas, México, 19 migrantes guatemaltecos de origen mam, oriundos de Comitancillo, San Marcos, fueron asesinados y posteriormente calcinados. Los encontraron escondidos, sin papeles, detrás de su sombra, con el sol del ocaso de Texas a su espalda, por eso, los mataron. Víctimas colaterales de la tropa del infierno, grupo de sicarios de uno de los dos carteles de narcotraficantes que se disputan los negocios y el control de la zona, entre ellos, el millonario negocio de tráfico de personas, 19 migrantes guatemaltecos perdieron la vida en una
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