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Más de quinientos (500) años de historia nos contemplan desde el descubrimiento de América, y después de más de medio milenio, en este año del Señor 2020 (año de los gemelos) y de Dios Bendiga Guatemala, desde lejanos Capitanes Generales, dictaduras más, dictaduras menos, breves revoluciones, gobiernos militares, veladas intervenciones extranjeras y multiplicidad de ensayos y “experimentos” democráticos, hemos de reconocer que cada vez estamos más lejos de una Guatemala libre, próspera, igualitaria y moderna. Los problemas políticos permanentes de viabilidad, estabilidad, institucionalidad y desarrollo económico en nuestro país continúan sin ser resueltos; es más, no solo no hemos avanzado, sino hemos retrocedido; de humillada y servil República Bananera al servicio de intereses foráneos, hemos pasado a ser una prepotente, ignorante y vergonzosa República Frijolera, con ínfulas soberanas, sometida a los intereses locales de narcotraficantes y del Pacto de Corruptos, sin mencionar los insufribles caprichos y públicos devaneos de “excomelones
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