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Gusta el tiempo de recuperar fechas que a veces pasan casi inadvertidas, como sucedió esta semana cuando se cumplieron sesenta años de la insurrección de un ala de las fuerzas armadas contra el gobierno de Ydígoras Fuentes. En opinión de muchos, era solo el renacer de la Revolución del 44, o “la Incompleta”, como la llamaría un melómano, por haberse interrumpido con la caída de Árbenz. Su secuela, sin embargo, sería una espantosa guerra incivil que durante 36 años habría de sembrar el país de horror, de terror y de sangre. El trágico decurso del enfrentamiento se miraba en un espejo enterrado hacía siglos: el de la revolución de Iximché, ocurrida en 1493, la cual, por sus semejanzas con la de 1960, es justo que hoy también se recuerde. Entre 1493 y 1524, los pueblos del altiplano de Guatemala mantuvieron una tenaz guerra intestina que solo habría de concluir con
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